Ya traté hace un tiempo la Gran Hambruna (The Great Famine /An Gorta Mor) en esta entrada. En mi reciente periplo por la península de Dingle (Corca Dhuibhne) me topé con un cottage de la época que, a diferencia de otros, sigue en pie y se ha reacondicionado para mostrar al visitante las condiciones de vida de la época. Cuando la mayoría de estas construcciones fueron descuidándose y acaron en ruina, esta en concreto siguió siendo habitada hasta la década de 1970, por lo que se fue manteniendo en un más que aceptable estado de conservación.
Voy a reflejar parte de la información que se entrega en el lugar y luego dejaré un vídeo que grabé.
Este lugar intenta ser un monumento que nos recuerde la tragedia de la hambruna que, desgraciadamente, visitó Irlanda en bastantes ocasiones a lo largo del pasado pero que en la década de 1840 causó un efecto devastador, provocando que la población descendiese en más de 2 millones de personas a causa de las muertes y la emigración.
El complejo está formado por el cottage de los granjeros y otras cabañas más pequeñas que pertenecían a los campesinos. Este cottage se construyo en el siglo XIX por orden del Conde de Cork. En 1880 se construyó la habitación de la izquierda. Las maderas empleadas para reforzar el techo provienen de restos de naufragios. Era algo habitual que los lugareños buscasen en la costa cualquier resto de barcos hundidos en las proximidades. Las habitaciones traseras se construyeron en 1910 y la celda de piedra se empleaba para guardar los cerdos. Con el paso del tiempo, el cottage se fue expandiendo, se ampliaron las ventanas, etc. A principios de la década de 1960 llegó la electricidad, pues la casa fue habitada hasta esa época por los descendientes de la familia original.
No se conoce el destino de las habitantes de este cottage durante la Gran Hambruna. Sin embargo, sí se sabe que en la segunda mitad del siglo XIX, vivía en la casa el hermano de una tal Mary Long. Él y su mujer tuvieron la desgracia de que 6 de sus hijos murieran al nacer. Al no haber sido bautizados, la Iglesia no permitía que se les enterrara en camposanto, por lo que hubieron de ser enterrados en sus propias tierras.
Bastantes de los miembros de esta familia emigraron a EEUU e Inglaterra en los años posteriores a la Hambruna. Una de las cabañas pequeñas fue ocupada por un campesino que había sido desahuciado. Tuvo 2 hijos y 1 hija; esta última emigró a EEUU y de ella se cuentan diferentes historias: que si se enamoró del señor de la casa en la que servía, que si fue secuestrada por los indios en su viaje al Oeste americano, perdiendo su pista definitivamente…
En cualquier caso, un buen ejemplo de las condiciones de vida de una familia que logró sobrevivir como pudo, y manteniendo cierta comodidad, comparándose con las condiciones de otras muchas personas que acabaron con sus huesos en los caminos, muertas o, en el ‘mejor’ de los casos, alojadas en casas de beneficencia.