Uno de los capítulos de ‘A pity youth does not last’, de Micheál Ó Gaoithin, habla de las noticias que llegaron a la Gran Blasket durante el Levantamiento de Pascua de 1916 en Dublín. Aquí dejo la traducción del capítulo.
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Tres después de que Dónall nos dejara, nos llegó la terrible noticia de que Dublín ardía en llamas y que estaba teniendo lugar un gran Levantamiento allí. Nunca esperamos que la lucha empezase tan pronto. Pensábamos que no empezaría hasta que Sir Roger Casement llegase a la costa con armas. Pero Casement había sido atrapado por el ejército británico y llevado a Inglaterra, y las armas en su poder habían sido arrojadas al fondo del mar. Estábamos desconcertados. ¿Dónde conseguiríamos armas? Nos las habían prometido y teníamos en mente utilizarlas cuando llegase el momento. Pero, es triste decirlo, el conductor que venía desde Dublín a avisarnos no pudo llegar. Sufrió un accidente y se perdió. Ese hecho dejó a los habitantes de Kerry en total oscuridad con relación a muchas cosas que se necesitaban urgentemente en ese momento. Si hubiera podido llegar sano y salvo, supongo que hoy la historia sería diferente. Pero aquello que el hombre considera peor que la muerte puede resultar en su mayor bendición.
‘Dios bendiga mi alma, Nell,’ le dijo mi madre a Nell Mhór cuando escuchó que se había desatado la lucha en Dublín, ‘¿no queda sensatez en los irlandeses?’
‘Por Dios, déjame tranquilo, querida mujer, el mundo entero está en guerra.’
‘Así, es, Nell, y supongo que la cosa irá a peor, que Dios nos ayude. ¿No ves que la guerra ahora también está en nuestro propio país?’
‘He escuchado que hay alguna escaramuza en Dublín, me pregunto si será verdad.’
‘Es verdad, Nell,’ dijo mi padre. ‘Se produjo un levantamiento hace un par de días. Es la guerra total entre los irlandeses y los ingleses y no hay forma de saber cuánto terminará.’
‘Me pregunto,’ dijo mi madre, ‘si los Voluntarios de por aquí irán a Dublín.’
‘No lo creo,’ dijo mi padre. ‘No recibieron la orden de ir.’
‘Me pregunto por qué no.’
‘Supongo que los oficiales encargados del Levantamiento no quisieron mandarlos llamar, porque Casement fue arrestado y el barco con las armas se había hundido en el fondo del mar.’
‘Entonces los chicos no marcharán a pelear, Patsy,’ dijo Nell.
‘No creo que vayan esta vez, en absoluto, Nell, pero no estarán sin hacer nada por mucho tiempo porque, querida mujer, la lucha no ha hecho más que comenzar. La bandera que Pearse izó en la real capital de Irlanda no volverá a ser arriada. Porque te digo, mujer, todos los hijos de este país son fieles a esa bandera.’
‘No es de extrañar que así sea,’ dijo Nell. ‘Es una noble bandera. Hay algo en ella que te hace amarla y a la gente que la ondea.’
‘Tienes razón, Nell,’ dijo mi padre. ‘No existe lugar donde veas esa bandera y no sientas tu corazón alegre por ella.’
‘El enemigo la odio como al veneno,’ dijo mi madre.
‘No es de extrañar,’ dijo mi padre, ‘pues a menudo los hombres fieles a esa bandera los destruyeron y los dispersaron y los destruirán y dispersarán ahora, también, con la ayuda de Dios.’
‘Que tú lo digas y que Dios te responda, Patsy,’ dijo Nell, ‘y te aseguro que no nos escandalizaría a ninguno de nosotros ver a ese enemigo ahogado ahí en la bahía.’
Y diciendo esto, se marchó.
Un par de días después, el cartero había ido a tierra firme y todos esperábamos ansiosos que trajera buenas noticias.
Cuando volvió, Seán Fada preguntó si tenía noticias.
‘Por mi alma, Seán, no tengo buenas noticias hoy. El Levantamiento de Dublín acabó ayer por la mañana. Los cabecillas de los Voluntarios están bajo arresto y han sido enviados a Inglaterra. El Ejército disparó a la mayor parte. Patrick Pearse ha caído.’
‘¿Ha muerto?’
‘Sí, Seán, y su hermano fue ejecutado también y más caballeros también. El terror anida en los corazones de todos en todo el país hoy. La terrible destrucción provocada en Dublín por los ingleses ha acabado con el Levantamiento. Pero creo que los ingleses pagarán muy caro por esto, pues en vez de provocar desesperanza en los irlandeses, solo les ha infundido más valor. Nunca he visto a la gente tan agitada.’
‘Supongo, Pats,’ dijo mi padre, ‘que no se augura la paz con Inglaterra.’
‘No, Patsy. El antiguo odio que siempre existió entre Irlanda e Inglaterra sigue tan fresco hoy en la mente de la gente como hace cientos de años. A menos que esté muy equivocado, la lucha llegará pronto a toda Irlanda.’
‘Que Dios nos proteja, supongo que así será,’ dijo mi padre. ‘Parece que es lo que están buscando.’
‘Por mi alma, señores,’ dijo Seán Fada, ‘no es bueno para nosotros huir o buscar un escondrijo. Si el destino nos tiene guardado caer en el campo de batalla, ¿no nos dicen los guías de nuestra fe que no se puede tener una muerte más gloriosa que morir por nuestro país?’
‘Tienes razón, Seán,’ dijo mi padre, ‘pero tampoco eso evita que un hombre tenga miedo.’
‘Por Dios, hombre, poco miedo tenían los que se levantaron contra los casacas rojos de Dublín la semana pasada,’ dijo Seán.
‘Eran hombres de categoría, Seán,’ dijo mi padre, ‘y que Dios tenga misericordia de ellos, que estaba decididos a llevar a cabo esta tarea. Prefirieron morir que ver a Dark Rosaleen(1) en la esclavitud.’
‘Han pagado un precio muy alto por Dark Rosaleen,’ dijo Seán. ‘Muchos hombres buenos han caído por ella durante esta semana.’
‘Por mi alma, más caerán por ella,’ dijo mi padre.
‘Me temo, Patsy,’ dijo el cartero, ‘que los hombres que cayeron durante la Semana de Pascua no serán los últimos de este país antes de que se llegue al final.’
Y diciendo esto, se marchó sendero arriba.
El cartero tenía razón, pues no pasó mucho tiempo antes de que la lucha comenzase en serio a lo largo y ancho de toda Irlanda.
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(1) ‘Dark Rosaleen’ es un poema de amor de James Clarence Mangan (1803-1849) que encierra un claro simbolismo patriótico. Así, Dark Rosaleen se identifica con Irlanda.