Amanece como siempre, semidespejado. A ver cuánto tarda la lluvia en hacer acto de presencia.
Hoy ha sido el día de los caminitos. Menos mal que esta vez el coche estaba a todo riesgo, porque ha habido momentos en los que he llegado a creer que me quedaba sin él. Por un lado, cuando veo un caminito asfaltado que se adentra hacia las montañas me da cierto respeto, a saber a dónde llega. Por otro, siento una gran atracción a dejarme llevar y probar. Y eso he hecho hoy. Tras llegar al Connor Pass, hoy he bajado por la cara este del puerto. Qué preciosidad. Un tramo de carretera minúscula, bajo la roca, prestando atención constante al tráfico en
sentido contrario, hasta llegar a la zona norte de la península.
Sorprendentemente, el tiempo al otro lado de la cadena montañosa era mejor, como si los montes ejercieran de barrera a la lluvia que arreciaba en el tramo occidental.
Cloghane Burial Ground
Pasado Cloghane, el mapa indica un cabo al norte, Brandon Point. Hacia allá me dirijo y allí llego. De nuevo, solo, contemplando desde la altura la bahía de Brandon y el Atlántico, con su juego de luces, majestuoso.
De vuelta, decido recorrer la pequeña península de Fahamore. Y aquí empiezo a toparme con las carreteras que no llevan a ningún sitio, bueno, llevar llevan, pero no tienen salida, a menos que decida lanzarme al mar.
Opto por seguir un caminito que se adentra en el valle que se avista desde Connor Pass. Atravieso lagos, campos, arroyos, hasta que veo que el camino termina en una granja. Aprovecho una zona en la que puedo dar media vuelta y regreso a la carretera principal, tras las correspondientes fotos.
Siguiendo el mismo razonamiento, me dirijo hacia otro caminito marcado con el mismo color en el mapa que tan bien me ha ayudado estos días. Se supone que lleva a una zona protegida, a una especie de área protegida local. Ya desde el comienzo veo que el asfalto está muy desgastado, que hay bastantes baches, llenos de agua, por lo que se hace difícil saber la profundidad de los mismos. Pronto me doy cuenta de que ese camino debe estar destinado a 4×4, porque mi coche empieza a botar de muy mala manera.
Pero decido seguir. A fin de cuentas, según el mapa, el camino se bifurca más adelante, permitiendo dar una vuelta completa. Poco a poco empiezo a dudar de la conveniencia de proseguir, más que nada porque el poco asfalto que queda se va convirtiendo en agujeros, algunos rellenados con piedras, otros como cráteres… Vamos, que el coche por momentos tiene que respirar hondo para poder seguir.
Llega un momento en el que veo imposible continuar. El camino se empina y puedo ver que el asfalto desaparece, dando paso a un campo de minas. El problema es cómo dar la vuelta, si el coche apenas entra de frente. Hay que tomar una decisión. Habrá que arriesgarse a dar media vuelta como sea, con cuidado de no meter las ruedas en las acequias naturales que discurren junto a la “carreterita”.
Ha costado muchas maniobras, temores, acelerones, derrapajes de rueda… pero al final conseguí dar la vuelta. Ya solo quedaba llegar a la carretera principal. En ello estaba cuando me he cruzado con varios lugareños que paseaban por allí, que me miraban extrañados (uno incluso se ha santiguado al verme pasar por el coche por esos caminos). En ese momento he dicho: Fer, se acabaron las expediciones. Coge caminito a Dingle y dedica la tarde a comer, beber y navegar por la red.
Tras realizar todo esto, he ido al B&B, me he tumbado un momento y ha caído un pedazo de siesta importante. Al despertar he pensado conducir un poco de noche para despedirme de la zona, pero llueve bastante y sopla el viento con fuerza. Voy a poner la TV un poco… Fútbol, Cork vs St Patrick’s Ath. Echaremos una ojeada.
Mañana, marcho a Dublín. Y el diario finaliza aquí. La visita a Dingle finaliza aquí. Creo que la he recorrido de cabo a rabo y puedo afirmar que es maravillosa, aunque seguro que hay muchísimos lugares que se han escapado. Lógico. Pero me voy con la sensación de haberla vivido con intensidad, con emoción, con respeto. Si algún día consigo progresar con el gaélico, ya sé dónde hacer las prácticas.