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La música en Blasket


Aprovechando la emisión de una serie de documentales (Ceol na nOileán) de la televisión pública irlandesa por su canal TG4, que tratan sobre la música en las diferentes islas que jalonan la costa del país, os dejo aquí el capítulo que habla de la música en BLASKET, subtitulado en castellano. ¡Que lo disfrutéis!

Marchando otra pinta


guinnessParece que el viejo eslogan «La Guinness es buena para ti» va a ser verdad. Según un estudio científico, beber una pinta de Guinness al día resulta beneficioso para la salud.

Investigadores de la Universidad de Wisconsin han descubierto recientemente que la Guinness reduce el colesterol y actúa del mismo modo que una perqueña dosis de aspirina para prevenir los infartos.

En el estudio, le dieron Guinness a perros que tenían las arterias estrechas y descubrieron que funcionaba igual que la aspirina para evitar la formación de coágulos.

Estos investigadores afirman que el efecto es más saludable si se toma a la hora de la comida junto con el resto de alimentos. Creen que son los componentes antioxidantes presentes en el ‘black stuff’ los ‘culpables’ de sus beneficios para la salud pues disminuyen la cantidad de colesterol que se acumula en las arterias.

Así que ya sabéis, si nos faltaba otra razón más, aquí la tenemos.

El nombre ‘Irlanda’


¿De dónde proviene el nombre Irlanda?

Pues viene del nombre Ériu, que en la mitología irlandesa era hija de Ernmas de los Tuatha Dé Danann. Su marido era Mac Gréine (hijo del sol). El nombre viene de aquí: Ériu + ‘land’.

Junto a sus hermanas, Banba y Fodla, era parte de una tríada importante de diosas. Cuando los milesios llegaron de Galicia cada una de las tres hermanas pidió que su nombre fuera dado al país. Les fue concedido a las tres (O_O  vaya jaleo), aunque Ériu (Éire) se convirtió en el más usado (Banba y Fodla todavía se utilizan a veces como nombres poéticos para Irlanda).

¡Feliz día de la madre!


Sí, Fer no se ha vuelto loco, no se ha adelantado mes y medio. En Irlanda, el día de la madre no se celebra el mismo día que en España. De hecho, es un día móvil, es decir, cada año se celebra un día distinto. Este año se celebra el domingo 18 de marzo, este domingo.

¿Cuándo es el día de la madre en Irlanda? Para fijar esta fecha, siguen el calendario de la Pascua, es decir, el día de la madre depende de la fecha de la Semana Santa. Siempre se celebra el 4º domingo de Cuaresma. Este año, el miércoles de ceniza fue el 22 de febrero, y por tanto, el 4º domingo de Cuaresma es el 18 de marzo.

La historia de esta celebración en Irlanda se remonta a la Edad Media. Los hijos de familias pobres se enviaban a trabajar como sirvientes y aprendices con familias pudientes. Una vez al año, normalmente mediado el período de Cuaresma, los chicos y chicas tenían un día libre que aprovechaban para visitar a su ‘Madre Iglesia’ y adorar a la Virgen María. Después de visitar la catedral o iglesia de su pueblo, los buenos mozos acudían a visitar a sus madres y les regalaban ramos de flores que recogían por el camino.

Coincidiendo con la Revolución Industrial, cambiaron las costumbres y esta práctica fue desapareciendo, hasta que cobró un nuevo impulso tras la II Guerra Mundial. Actualmente, los hijos irlandeses suelen llevar el desayuno a sus madres a la cama, y les regalan flores y tarjetas en las que muestran su amor por ellas. Además, la comida o la cena suele hacerse fuera de casa, en algún pub o restaurante.

No deja de ser un día más del calendario, pero la rutina, el ritmo de vida o nuestra incapacidad para mostrar siempre nuestros sentimientos hacen que este día siga siendo especial en todo el mundo, se celebre cuando se celebre. Los irlandeses lo celebran este domingo, justo un día después de San Patricio. Ojalá los regalos más importantes que ofrezcan no sean los materiales.

«Hombres de Aran» en español, Blasket en español, Kilkelly en español…


Se me acumula el trabajo últimamente. Igual pretendo abarcar demasiado, puede ser. Pero seguiré al pie del cañón.

Por un lado, las Islas Blasket me han hechizado, por lo que gran parte del tiempo libre que tengo lo ocupo leyendo cualquier cosa que cae en mis manos sobre ellas e indagando por internet. Hay poca documentación interesante en castellano, por lo que intento traducir algunas cosillas. Podéis encontrar en este blog todo lo que vaya encontrando buscando en la nube de temas, Islas Blasket. Ojalá tuviese más tiempo.

Por otro lado, tengo pendiente la traducción de 17 de las 20 cartas de Kilkelly. No las he olvidado. Según parece hay algunas personas interesadas en este episodio de la historia a pie de calle de Irlanda.

Y para acabar, viendo que resulta una ardua tarea encontrar la película ‘Hombres de Aran’ en castellano (antes era más fácil, deben haber eliminado el vídeo), os dejo un enlace para que la podáis descargar en un solo archivo AVI de 640 MB (cabe en un CD). La palabra clave que pide la descarga es «fertxu». Este es el enlace:  http://www.gigasize.com/get/jjy681fjlrc

Y para acabar, reproduzco un artículo sobre la película aparecido en el diario digital El País en 1985:

Incomprendido por los comerciantes, poco apoyado por las instituciones oficiales, pero siempre dispuesto a continuar su trabajo, Robert J. Flaherty, director de Hombre de Arán, está considerado como uno de los grandes maestros del género documental. «Tiene una fe casi mística en la capacidad de la cámara», dijo de él John Grierson, otro grande del género, «con la cámara vé más allá de los ojos humanos, llega hasta las cualidades interiores del hombre».

Hombres de Arán data de 1933. Ya para entonces Flaherty había filmado algunas de sus películas clave y hoy piezas esenciales en la historia del cine (Nanuck, el esquimal; Moana; Tabú … ) con un rigor extraordinario, poco corriente incluso en aquel escrupuloso tratamiento del género.

Para este filme, («uno de los máximos documentales de la historia del cine», en opinión del historiador español Manuel Villegas) el director vivió durante más de un año en una de las islas del archipiélago de Arán, al oeste de Irlanda, observando la vida de sus habitantes mientras improvisaba los medios técnicos que le serían necesarios para la posterior filmación: «como no había luz eléctrica, Flaherty, su esposa y su hermano instalaron un laboratorio portátil y una pequeña sala de proyección, produciendo la corriente con un motor de gasolina. Y registraron el sonido en disco, asi como los temas folclóricos para componer la música», lo que al citado historiador le confirma que «el filme está realizado con la mayor autenticidad, a costa de todas las dificultades y con los procedimientos personales de Flaherty, tan cercanos a la artesanía y a los del aficionado. Sin embargo, pocas veces el cinema ha logrado una obra tan extraordinaria, por completo conseguida en todos sus puntos».

Este peculiar cineasta, que falleció en 1951, comulgó con el rechazo a toda civilización que había sensibilizado a numerosos intelectuales norteamericanos. Buscador de minas en su primera profesión, Flaherty apoyaba la creencia de que «la naturaleza se lo da todo al hombre».En los primeros años veinte, el documental, especialmente el soviético, había abierto al cine un campo insospechado. A través de la pantalla podían conocerse realmente los acontecimientos que sucedían en otros confines del mundo. Tardó poco en decidirse. Fueron los productores o las empresas a las que solicitó ayuda las que demoraron su trabajo. De no haber sido así, en lugar de la breve filmografía que nos ha dejado, Flaherty hubiera podido realizar todos sus sueños.Hombres de Arán fue más tarde imitada por otros cineastas. Recientemente veíamos en televisión La isla desnuda, de Kaneto Shindo, claramente inspirada en el trabajo de Flaherty pero, sin duda, con menor creatividad. Dividida también en cuatro apartados, Hombres de Arán tiene, fundamentalmente en los primeros momentos, una fuerza narrativa que, a pesar del tiempo, aún puede sobrecoger. La dura vida de esa familia de pescadores en la que la madre y el niño son claros protagonistas (Flaherty tenía diversos proyectos de películas interpretadas por niños) está contemplada desde la sensibilidad de un poeta, pero también desde hechos ciertos, cotidianos.

En tal sentido, tuvo problemas el director para convencer a quienes serían sus intérpretes: desconfiaba la familia de pescadores de aquellos extraños forasteros a quienes confundían con un grupo de misioneros protestantes encubiertos. Eran aún escasas las proyecciones cinematográficas en aquellas islas y las razones que argüía Flaherty no parecían de este mundo. En la película se refleja claramente esa actitud: «una concepción casi matriarcal de la existencia primitiva y biológica, donde el hombre ha de salir a dar la batalla a la naturaleza y la mujer está encargada de mantener la vida misma, en la casa, con el fuego, la lámpara, los animales, los hijos, incluso la tierra que hay que sembrar… Todo ello está dado en la película al trasluz de los hechos puros y directos.

Claudio Guerin relacionaba Hombres de Arán con La terra trema y Las Hurdes: «recordando estos filmes, es inevitable pensar que el plano poético no excluye la dimensión crítica».